Técnicamente conocidos como micro-gastos, estas son pequeñas compras que al final del mes pueden causar estragos

Representados por la metáfora de que las hormigas, si bien son pequeñas, gracias a sus constancia y determinación pueden lograr cosas increíbles (como comerse un árbol entero o crear enormes hormigueros) los micro-gastos son pequeñas compras que al final de nuestro periodo financiero pueden tener un alto impacto si no son controlados o hasta exterminados. 

Exáctamente qué son los micro-gastos 

Desde un punto de vista técnico, los micro-gastos suelen ser gastos constantes de bajo impacto o costo que “no se sienten” o que “no son nada” pero que con el tiempo y la repetición se vuelven sumamente importantes.

Un claro ejemplo son los cafés de barista o de cafetería. Hipotéticamente, si un café cuesta 2000 colones, quizá de vez en cuando no se siente como un gran gasto. Sin embargo, cuando pasamos de un café a dos o tres por semana, ya estamos viendo una inversión de 6000 colones como mínimo, que mensualmente puede representar por arriba de los 24 000 colones. Así como café, hay muchos otros ejemplos de gastos hormigas. Uno de los más frecuentes son los servicios de streaming que no utilizamos. Al ser cobros automáticos a nuestra tarjeta, algunas veces olvidamos que se realizan aún cuando el gasto sigue existiendo. 

¿Cómo lidiar con ellos?

El primer tip es ver hacia atrás en nuestras finanzas y tratar de identificar cuáles son esos gastos hormigas que tenemos mes a mes. Esto nos va a permitir determinar cuáles son nuestras áreas de problema. De igual forma, debemos saber valorar cuáles gastos son importantes y cuáles no, los que no, debemos eliminarlos de manera inmediata. 

Logrado esto, los gastos restantes debemos ponerlos en nuestro presupuesto. Un micro-gasto no necesariamente es un gasto innecesario, el problema es cuando es un gasto constante que no está presupuestado y tiene un impacto en nuestras finanzas. Mediante la presupuestación podemos planear qué vamos a gastar y tener una claridad si podemos continuar con nuestro estilo de vida o debemos realizar algún cambio. 

Por último, debemos tener una combinación de autocontrol y manejo previo de nuestras finanzas. Si sabemos que nos resulta sencillo gastar efectivo, evitemos andar efectivo lo más posible. Y siempre, por supuesto, estemos conscientes de cada compra que realizamos. Esta podría ser la clave entre gastar conscientemente o impulsivamente.